martes, 17 de diciembre de 2013

III Extiendo mis manos.

Extiendo mis manos hacia ti,
no estés, te lo ruego, lejos de mí.
Cuando escucho desde el infierno tu risa,
cuando diviso de lejos tu sonrisa
inigualable, toda entera, amada mía,
se conmueve el alma mía.

Otros amores sin duda tendrás,
pero quiero que sepas que, como yo,
así nunca nadie te querrá.
 
                                    Santiago Lillo

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